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Mi palabra prometió no abandonar, más allá de alguna lágrima y mil voces. Como dije alguna tarde en mis papeles aunque el viento sople fuerte siempre estoy, no hace falta recordarte que recuerdes que te brindo si hace falta lo que soy. Consejera cuando el sueño no aparece y aparecen esas ganas de llorar. Un oído que te escucha, una voz que si estas mal te va a llamar. Te extraño, lo sabes. Estoy siempre, no hace falta prometer que cuando tenga que estar, ahí voy a estar.
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