3/7/09

Nadie sabe por qué la ciudad esconde el
lenguaje
oscuro de las aves y los
muertos.
El cuervo permanece callado, no quiere abrir
la
bisagra y dejar salir su luz por la rendija
de una
bocacalle.
Más allá del sueño de los cipreses está la
sombra de
una manzana verde, la puerta que nos lleva a
la felicidad.
Dicen que la soledad nos llega con la lluvia,
y que
la arena de las playas sube como un viejo
reloj
hacia las torres
derrumbadas.
El vino le habla al fuego, tu perro te mira
escribir y
presiente las nubes que lo distraen en el
jardín.
El sonido de una nube es como una campanada
de
agua.
Nadie sabe por qué la puerta sigue cerrada, y
los
pájaros no han vuelto a
suceder.
Sólo hay una ventana, y desde ahí se ve a una
mujer
con su deslumbrante cabellera trotando sobre
un
caballo blanco.

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