Quiero, a la sombra de un ala, contar este cuento en flor: la niña de Guatemala, la que se murió de amor.
Eran de lirios los ramos; y las orlas de reseda y de jazmín; la enterramos en una caja de seda.
Ella dio al desmemoriado una almohadilla de olor; él volvió, volvió casado; ella se murió de amor.
Iban cargándola en andas obispos y embajadores; detrás iba el pueblo en tandas, todo cargado de flores.
Ella, por volverlo a ver, salió a verlo al mirador; él volvió con su mujer, ella se murió de amor.
Como de bronce candente, al beso de despedida, era su frente -¡la frente que más he amado en mi vida!.
Se entró de tarde en el río, la sacó muerta el doctor; dicen que murió de frío, yo sé que murió de amor. Allí, en la bóveda helada, la pusieron en dos bancos: besé su mano afilada, besé sus zapatos blancos.
Callado, al oscurecer, me llamó el enterrador; nunca más he vuelto a ver a la que murió de amor.
Ant-Man (2015)
Hace 8 años
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